Refugio
Te sientes a salvo, refugiado en la cálida acogedora sensación que proporciona el amor correspondido. Ocasionalmente sientes movimientos anormales, difíciles de percibir, y no les das importancia: una minúscula fracción de tu ser se inquieta, pero el resto permanece acurrucado, en calma. “Todo marcha bien”, te dices a ti mismo.
Repentinamente sientes un pinchazo: es el mordisco de la tarántula. La negrura se despliega ante ti: aúllas ciego de dolor y no entiendes nada; te das cuenta de que estás atrapado y, desesperado, giras la cabeza hasta que tu vista se topa con la inmensidad de la telaraña.
Que relato más chulo. Esta muy bien. Enhorabuena por el premio!! Espero leer mas relatos
ResponderEliminar¡Muchas gracias! Iré subiendo más cosas, el blog todavía está en un estado un tanto precario...
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